Te envolvería en celofán
rojo con puntillas blancas
o transparente
o rosa con fresas de Candamo.
Con dos moños:
uno por hoyuelo que habita en tu sonrisa.
¡ Serías mi caramelo preferido !
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo que nunca dije. Lo que, tal vez, te susurraré.
Al rico caramelo!! de vuelta, te dedico una sonrisa! así, sin nada que me ocupe el alma a estas horas de la noche, las mejores!
ResponderEliminarBesos
Yo en cambio no la envolvería; yo, jugaría a buscar esos hoyuelos cada día. Sin un mapa donde se indique la tienda de golosinas más cercana, sino improvisando la búsqueda y creando nuevas sonrisas cada vez. ¡Cuántos caramelos habría!
ResponderEliminarAcabas de convertir a alguien que a saber que valor tiene-el lector lo ignora-, en alguien encantador. Bonito, sencillo, y espero que eficaz.
ResponderEliminarPilar: así me gusta, sonriendo. Es una fórmula mágica, quién sabe, puedes convertirte en caramelo.
ResponderEliminarIrénicus: goloso, goloso. El envoltorio es importante, aumenta el deseo mientras lo desenvolvemos, despierta la salivación y nos provoca una explosión cuando lo probamos directamente proporcional a la dificultad de libelarlo. Y después jugamos a buscar más caramelos.
Billy: tú eres un maestro en esas cosas, lo sabes, ¿verdad?. Estoy segura de que Princesa, además de trenzas, tiene hoyitos.
Y a sonreir todos, dura un segundo, pero podéis ser un recuerdo en la memoria de un anónimo que permanezca para siempre.:)
:)) ¡Qué rico! Bonito piropo.
ResponderEliminarVeo que sonríes, jejejeje. Por supuesto, el sabor del caramelo lo puedes cambiar libremente. :)
ResponderEliminarJo, por lo que has escrito. Toma...
ResponderEliminarPero... se ha quedado este rincón con las palabras dormidas.
¿Está todo bien Ágape? Eso espero y que se deba a que hay mucho que hacer o mucho que disfrutar.
Besitos y a la espera
Ay, Miguel, lo siento, no quería preocuparos. Tengo un poco distraída a la musa estos días, es así de caprichosa. Gracias, todo está bien.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.